domingo, 20 de noviembre de 2011

Urbanismo, agua y sostenibilidad: herencia y desafios

LAGRANÉPOCA* : Practicar un urbanismo que impida la contaminación del agua y devuelva la naturaleza a las ciudades.
La Europa Occidental de 1850 tenía una población estimada de 274 millones de habitantes. En tan solo 50 años su crecimiento ascendió a 100 millones de habitantes. De hecho, el progreso técnico hizo que la producción agrícola fuera bastante rentable y esto produjo el aumento del índice de natalidad en la clase media.



La revolución industrial que sacudió al mundo en aquella época creó un éxodo rural que afectó a las principales ciudades de Europa y más tarde a las de América del Norte. El desarrollo fue súbito e intenso, así nació el urbanismo y una de sus problemáticas sistemáticas: la gestión del agua. El primer desafío fue proveer a la población de agua corriente, dado que el índice de mortalidad infantil era particularmente elevado por la falta de higiene.
Actualmente, la situación se ha invertido y las ciudades de los países desarrollados se enfrentan al tratamiento de las aguas residuales, concretamente al problema de evacuar las aguas pluviales, las cuales son contaminadas por todo lo que consume y rechaza la sociedad moderna.

Urbanismo e individualismo. El urbanismo revela los conceptos introducidos por la revolución industrial y que cambiaron radicalmente el comportamiento del ser humano hacia su entorno y su grupo social. En esa época, la noción natural de libertad individual se asoció a la posesión de bienes, al poder adquisitivo, a la búsqueda de un espacio-tiempo donde disfrutar de sus beneficios y a la lucha por lograr esas metas.

Sin que nadie se diera cuenta, el bienestar relacionado con la comodidad reemplazó al “bienestar” que preconizaba poseer valores morales y desarrollarse acorde a los principios de la naturaleza. Teniendo en cuenta esto, no asombra ver sobre qué modelo se construyeron las ciudades.La ciudad moderna se construye primero planificando la red de carreteras y rutas para asegurar el tráfico comercial, modificando a veces el curso natural de los ríos y excavando las montañas.

Aparece entonces el fenómeno de concentración-degradación, es decir, se desarrolla una actividad intensa en un punto concreto y se extiende una vez que ese punto se satura.Debido a que los edificios no se construyen usando materiales adecuados a los parámetros ambientales, la degradación física aparece. Pero mientras, el número de ciudadanos no deja de crecer, se necesita construir más viviendas, y con el avance de la tecnología las viviendas de nueva construcción en el extrarradio son de mejor calidad que las antiguas del centro; así que se observa una migración de la población rica hasta la periferia y viceversa: la gente con bajos recursos económicos se dirige hacia el centro, ya que los precios bajan.

Pero la degradación de esos edificios casi siempre trae como resultado un deterioro social y un rechazo de la sociedad hacia esos lugares. Así que el centro de la ciudad puede trasladarse a lo largo de las décadas. Sin embargo, las ciudades que tienen un centro histórico intentan mantener la actividad en ese punto fijo. Un segundo fenómeno destacable es la superficie destinada al uso indirecto del hombre, o sea a los comercios, empresas y lugares de ocio; resulta más importante que la superficie ocupada por las viviendas, eso aumenta la carencia de viviendas que sufren muchas grandes ciudades actuales.

Al mismo tiempo, se crea un nuevo factor de polución causado por la circulación de los automovilistas que viven en la periferia pero que trabajan en el centro. En las últimas décadas, la protección de los suelos no se ha tomado en cuenta, puesto que ha sido más rentable construir edificios que cultivar la tierra. Sin embargo, esa mentalidad de centrarse únicamente en los beneficios inmediatos sin considerar lo que implica una modificación del ambiente, aún siendo mínima, es el origen de las dificultades que afronta el mundo urbano en la actualidad. A la hora de hablar de sostenibilidad, no se puede eludir la responsabilidad individual de ser creativos y volver a encontrarse con los principios de la naturaleza que garantizan el futuro.

El agua: ciclo natural versus ciclo artificialLos suelos de las ciudades modernas son impermeables en casi su totalidad y son en realidad el primer factor de la ruptura del ciclo natural del agua. Según la agencia del Agua de Rhône-Méditerraée et Corse (Francia), cuando llueve en un medio natural, hay una retención de agua en la superficie cercana al 60% debido a los arboles y la vegetación. Posteriormente, un 15% se convierte en agua de escorrentía y un 25% se filtra en el suelo hacia las aguas subterráneas. Sin embargo, en una ciudad moderna, la infiltración se reduce al 1%, casi no hay retención del agua, si no hay bosques. Entonces, ¿a dónde va el 99% restante? A los ríos, aumentando considerablemente el riesgo de inundación y a la canalización del sistema de tratamiento del agua urbano donde es almacenada.

Inicialmente se creyó que las aguas pluviales eran un medio para diluir las aguas residuales antes de que llegaran a las estaciones de depuración. Sin embargo, desde su caída hasta su llegada a un canal de evacuación, el agua de lluvia se carga de una polución aún peor que las aguas residuales.Residuos flotantes, arenas, gasolina, gas de escapes, neumáticos, aceite, materia orgánica, metales pesados, plaguicidas y herbicidas se mezclan con el agua, así que como no se puede depurar en la naturaleza y las plantas de depuración no pueden tratarla tampoco, no queda otro remedio que almacenarla.

Consecuentemente, algunas ciudades tienen estanques de retención de las aguas contaminadas por no tener los recursos para tratarlas. Esta problemática urbana fue descubierta en los años 70 por el científico J.C. Deutsch y desde entonces se han encontrado varias alternativas para eliminar y prevenir la contaminación. Los estudios realizados preconizan la vuelta al origen, a lo natural, al ciclo hidrológico original del agua.Algunas empresas han desarrollado la técnica del tratamiento del agua por infiltración, como en el ciclo natural del agua, o sea que se efectúa el drenaje de las pluviales directamente a la fuente, con una vegetación reintroducida en los edificios y en los lugares públicos.

En 2010, la ciudad de Nueva York dio un paso concreto hacia la sostenibilidad y decidió adoptar el plan urbano Green infraestructure plan, para reducir radicalmente la contaminación del agua y proteger el medio ambiente y en el que se invita a la naturaleza a que vuelva a la ciudad. Si el hombre del siglo XXI quiere reconciliarse con la naturaleza y desarrollarse acorde a sus principios, conseguirá la sostenibilidad.

* La Gran Época - Yvonne Mendy - 12.11.11

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