viernes, 25 de noviembre de 2011

REFLEXIÓN DE EGUZKI EN EL DÍA SIN COMPRAS

Hoy, 25 de noviembre, se celebra la 20ª edición del Día Sin Compras. Se trata solo de un día más en nuestro calendario pero al igual que celebramos nuestros cumpleaños y tratamos de hacer un repaso de todo el año, éste es también un día señalado, importante para reevaluar nuestro papel en nuestra sociedad más cercana y la relación con otras con las que compartimos el planeta. Sin embargo, son los pequeños gestos del resto de los días del año los que verdaderamente son necesarios para que se de un cambio en el modelo de sociedad actual. El pueblo, las personas de carne y hueso, sin necesidad de ser grandes heroínas o héroes debemos ser el motor del cambio.

Y eso precisamente, cambio, esa palabra que se escucha con frecuencia en estos momentos de supuesta crisis, que puede ser al mismo tiempo un punto de partida y uno de meta. Dicen que nuestra actitud ante este momento de “cambio” es precisamente renovar nuestras competencias, nuestras capacidades, para desarrollar estrategias para hacer frente a los cambios. Efectivamente, si algo caracteriza al género humano es el ingenio, y precisamente a veces no hace falta que inventemos nada nuevo, simplemente replicar aquellos comportamientos del pasado, desechados por las sociedades capitalistas para dar paso a otras que no alimentan a las personas, sino al sistema del consumismo.


El sistema del trueque, del cambio, modo de relación entre individuos de una comunidad, incluso con otras comunidades, adquiere sinónimos positivos tales como reutilización, respeto medioambiental, igualdad social, profundización en las relaciones interpersonales y los afectos, reparto equitativo de la riqueza, cohesión social… Aspectos contrarios a las consecuencias que produce el consumismo al que nos intentan abocar, para cuyo fin se despliegan armas tan violentas como una publicidad devastadora que materializa (convierte en objetos) a los individuos, prioriza el tener ante el ser, equipara el concepto de libertad a la posibilidad de consumir y vende humo de una disfrazada felicidad difícilmente alcanzable mientras no se cambien valores, conciencias y actitudes. De nuevo aparece la palabra cambio…


Están renaciendo en numerosas organizaciones y personas una apuesta por este tipo de transacción, por el trueque tanto de productos como de servicios, que presenta tantas ventajas para nuestros bolsillos como para nuestra satisfacción personal al afianzar las relaciones interpersonales, sintiéndonos útiles, satisfaciendo las necesidades de otras personas y favoreciendo la equidad. Y como no, manteniendo una actitud de respeto con el resto de seres vivos con los que compartimos la tierra. Recordemos que entre los numerosos efectos dañinos del consumismo se encuentra el impacto en el equilibrio ecológico tanto por los problemas del excesivo consumo de recursos naturales como por la contaminación generada por los procesos de producción.


Hoy tan solo es un día en el que recordamos la importancia de mantener en la retaguardia la actitud crítica con nuestro consumo y filosofía de vida, la importancia de exigir información con respecto a las condiciones sociales y medioambientales en las que los productos que consumimos han sido generados y la importancia de reflexionar sobre qué y para qué consumimos.
Quizás no es casual que el origen etimológico de la palabra consumismo, que proviene del latín «consumĕre» signifique gastar o destruir. Esta palabra mantiene actualmente su esencia negativa en cuanto despilfarro de recursos naturales y destrucción de equilibrio medioambiental y social.


No nos dejemos engañar, las verdaderas necesidades primarias son aquellas que se consideran vitales para vivir en sociedad, como animales sociales que somos. Las secundarias son prescindibles, aquellas que pueden convertirse en primarias si están suficientemente difundidas, gracias a la maquinaria puesta en marcha por la sociedad capitalista, que necesita alimentarse de la rueda producción- consumo- insatisfacción- consumo para satisfacer nuestra necesidad insatisfecha-de nuevo producción-de nuevo insatisfacción… ¿quién consume a quién? ¿quién posee a quién?


Por eso desde EGUZKI hacemos un llamamiento a la reflexión individual de la manera en la que consumimos cada un@ de nosotr@s. Tratando de que esté día sea el punto de partida de un proceso de cambio que nos lleve a un consumo más responsable de los recursos naturales que aunque en ocasiones se nos olvide no son infinitos.

25 de noviembre del 2011
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