sábado, 17 de septiembre de 2011

EGUZKI ante las pruebas de resisntencia en Garoña

En el día de ayer tuvimos conocimiento que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) indica en los resultados preliminares de las pruebas de resistencia de las nucleares del Estado ante accidentes severos que Garoña sólo aguantaría 4 horas en una situación de falta de suministro eléctrico como la ocurrida en Japón
No podemos olvidar que tras el tsunami y terremoto en Japón, sus centrales nucleares fueron llevadas a situación de parada. Pero, y este es uno de los inconvenientes de una tecnología tan peligrosa como la nuclear, el riesgo de sufrir un accidente no acaba ahí, puesto que incluso con la central parada, el combustible nuclear sigue activo, sigue habiendo reacciones nucleares que, además de radiactividad, generan mucho calor. Aún en situación de parada, es necesario seguir refrigerando el núcleo del reactor, el combustible nuclear, durante muchas horas, para evitar un accidente nuclear. Tanto Fukushima-1como Garoña tienen unos reactores con un pésimo sistema de contención.

El CSN considera "aceptable" la previsión del titular de la central (Nuclenor) para extender la duración de las baterías a 24 horas y la conexión posterior de la batería de reserva para extender la autonomía hasta 32 horas, pero esta prueba demuestra la situación de riesgo de accidentes y consecuancias en situaciones similares a Fukushima, así como la falta de un sistema de baterías que sin otra energía puede también fallar.

Pero, además, no se han hecho ni las pruebas ante el impacto de un avión, como se requiere por la Unión europea, ni se han hecho pruebas de resistencia en cuestión de terremotos, como requiere el Organismo Internacional de la Energía Atónomica (OIEA).

En el informe enviado a la Comisión, el CSN se compromete a "revisar en una inspección las hipótesis y estimaciones realizadas -por el titular- para justificar la duración extendida de las baterías, así como los procedimientos de actuación previstos". Afirma, además, que Garoña no ha enviado aún el análisis de una situación de "LOOP" -pérdida de todas las fuentes de respaldo y de las baterías, como ocurrió en Fukushima- y pide a los titulares que "lo completen".

Eguzki denuncia que estas pruebas pretenden sostener la revisión técnica por expertos, cuando son personas y sujetos con intereses y que actúan como juez y parte, al defender este tipo de energía y la “infalibilidad” de las nucleares, algo rebatido con los hechos. Tan solo quedan en entredicho todos los estudios y pruebas de resistencia para avalar la seguridad en la historia y podemos citar accidentes en nucleares de Three Mile Island; Chernobyl; Fukushima-Daiichi, y esta semana Marcoule.

Estos denominados “accidentes” son consecuencia de un modelo energético nada seguro, costoso, impredecible y cuyos efectos y residuos los asumimos todos y todas. Un modelo que demuestra que no somos capaces de garantizar su inocuidad durante los miles de años de radioactividad, por mucha profundidad de los océanos en los que se deposita.

Garoña es una planta nuclear que debería haber estado cerrada hace mucho tiempo por vieja, por peligrosa, por innecesaria, por estar amortizada, porque lo demanda la sociedad, y por obligación con la promesa electoral.




Esta situación pone sobre la mesa el debate sobre la energía nuclear, al carecer de credibilidad las afirmaciones de que las centrales nucleares cuentan con tecnología y sistemas de seguridad que las hacen infalibles y de la remota posibilidad de que ocurran accidentes de este tipo. Ni cuentan con seguridad ni las pruebas son serias y objetivas sino justificadoras de las centrales. Estamos seguros que si se valorasen los riesgos, ninguna central del Estado, y mucho menos Garoña, conocida como la central de las mil grietas, recibirían la garantía de su funcionamiento seguro.

Para Eguzki, no hay criterios económicos, ecológicos ni democráticos que avalen el funcionamiento la energía nuclear, por lo que exigimos el cierre inmediato de todas las plantas nucleares y en especial Garoña, respetando la voluntad popular, en una apuesta por otro modelo de economía sostenible, de energía segura y saludable frente a la política nuclear.

Por lo tanto, exigimos al Gobierno Español que atienda a la demanda netamente mayoritaria de la sociedad vasca, cierre Garoña de forma inmediata, aprovechando la parada y planteen un programa de cierre de las centrales nucleares para acabar con esta energía peligrosa en el Estado.

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